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‘Alá’ El Nombre Personal de Dios

Alá es el nombre con el que Dios se reveló al Santo Profeta Muhammad (saw). A diferencia de la palabra “Dios”, que es un término genérico como “humano” o “animal” y tiene formas femeninas y masculinas, Alá es un nombre propio único. No se trata de una palabra compuesta que signifique “El Dios“, sino de un nombre singular.

Alá no es ni masculino ni femenino. Cuando Alá se refiere a Sí mismo como “Él“, es simplemente una forma de expresar Su fuerza, no un atributo de género. Además, en el Sagrado Corán, Alá se menciona a Sí mismo como “Nosotros“, un plural majestuoso para mostrar Su grandeza, sin indicar que hay múltiples deidades. También se llama “Rahman“, que significa “El Misericordioso“, para destacar una bondad maternal, ya que la palabra “misericordioso” es femenina en árabe e inglés. Alá, cuyo Nombre Personal es Bendito, usa diferentes nombres atributivos para mostrar Sus cualidades.

Sus principales características incluyen “Ar-Rahman“, el Misericordioso, quien creó todo sin que se lo pidieran para que el hombre y la creación prosperaran. Se llama “Ar-Rahim“, el Compasivo, para destacar que siempre da cuando se lo solicita. Es “Rabb-ul-Alamin“, el Señor de todos los mundos, ya sean materiales o espirituales, visibles o invisibles. Es “Malik-i-Yaumidin“, el Dueño del Día del Juicio, ante quien todos tendrán que rendir cuentas por sus actos en ese día, y quien puede recompensar, castigar o perdonar. Es “la Luz de los cielos y la tierra“, “el Creador“, que no está sujeto al nacimiento o la muerte, por lo que nada que nace y debe morir puede ser Dios.

Él es el “verdadero amigo de los creyentes”, quien guía a los creyentes de la oscuridad a la luz. Es el “amoroso”, que brinda amor a quienes lo siguen en abundancia en este mundo y en el más allá. Es el “siempre perdonador“, quien perdona cuando se le pide, cuando uno se arrepiente y hace un esfuerzo para no pecar de nuevo. Guía y provee a cada criatura en sus diferentes etapas de desarrollo. Es el “ayudante”, el “protector”, el “dador”, pero también castiga a quienes transgreden las leyes, como las de la naturaleza, y sufren las consecuencias de sus acciones erradas. Sin embargo, a menudo regresa a las personas con misericordia y perdón, como dice en el Sagrado Corán:

"Mi misericordia abarca todas las cosas." (7:157)

Es Alá quien creó la oscuridad y la luz, Él es el soberano de todo y no comparte Su mando con nadie (2:256). No hay poder o fuerza aparte de Alá. Él es el Único, el Independiente, el Suplicado por todos, quien no engendra ni ha sido engendrado, y no hay nada semejante a Él (Surah 112). Su Unicidad y Absoluta Singularidad no requiere de hijo o compañero para asistirlo; Él está muy por encima de compartir Su mando con otros, porque Él dice ““, y es.

Contrario a muchas creencias, Alá no es un Dios de venganza ni uno distante, aunque a veces tiene que castigar si los culpables no entienden y no usan su razón, resultando en la ira de Alá sobre ellos (10:101). Esto significa que si alguien no sigue una ley, ya sea en el ámbito material o en las relaciones entre personas o entre el hombre y Dios, generalmente ocurren peores cosas, como enfermedades o desastres. Alá dice en el Sagrado Corán:

"Te preguntan acerca de Mí. Di: 'Estoy cerca, respondo la oración del suplicante cuando me invoca.' Así que, que me escuchen y crean en Mí, para que caminen por el camino correcto." (2:187)

Por lo tanto, Alá es el Omnioyente, el Omnividente, el Omnisciente, quien sabe lo que se dice en voz alta y lo que está dentro del hombre, sin importar cuán secretos sean sus pensamientos o el inconsciente.

Él también es quien habla, “Al-Mutakallim”, revelando lo que quiere a quien elige, ya sea hoy en día a través de palabras, sueños o visiones. Ninguno de Sus atributos deja de existir o disminuye. Él está en los cielos y en la tierra, y como dice en el Sagrado Corán, está más cerca del hombre que su vena yugular (50:17).

Premia a quienes buscan Su cercanía con Su presencia y amor, y realiza grandes signos y maravillas para aquellos que lo ponen por encima de todo. Es también el Omnisapiente que puede hacer rico y pobre, reír y llorar, evitar el mal y hacer el bien, pues Él es el Señor sobre toda la creación y todos sus seres, sean diabólicos, ángeles, humanos o lo que el hombre aún no comprende. Él da a quien quiere y nadie puede detenerlo. Él es el Absolutamente Bueno, y las personas solo pueden conocerlo y Su gloria si Él se revela a ellos, porque Él sabe mejor dónde difundir Su mensaje y Sus signos, fortaleciendo a quienes creen en Él y confían en Él para seguir Su glorioso camino, en este mundo y en el próximo. No hay dios sino Dios, nadie es digno de adoración excepto Él, como dice la primera parte de la creencia islámica: “La ilaha illallah”, no hay deidad sino Alá.

A Él le llega la reverencia, el sacrificio sincero y el amor devocional. No tiene forma ni figura material y no está atado a ningún lugar físico; Su trono no está hecho de gemas ni madera, sino que es una expresión de Sus poderes eternos. Él es el Primero y el Último, y no habrá nadie después de Él. Es el Señor de la vida y la muerte, lo interno y lo externo, y no necesita ayuda de nadie. Aquellos que son invocados en lugar de Él no pueden responder a las oraciones. Solo Él es el Viviente, el Autosuficiente y el Sostenedor de todo, quien se ha anunciado en más de 99 nombres atributivos, a quienes todos los Profetas, desde Abraham (as) y Jesús (as) hasta Krishna (as) y Buda (as), pasando por el Santo Profeta Muhammad (saw) y el regreso de Jesús (as), Ahmad (as), fueron completamente obedientes como siervos.

Y alabado sea Alá, Señor de todos los mundos, la Fuente de la Paz.

Fuente: Hadayatullah Hübsch, Alá, El Nombre Propio de Dios, Verlag der Islam – 1ª edición.

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