¿Quién era Jesús?
En una ocasión, Jesús (as) caminaba con sus discípulos y les planteó una pregunta interesante:
“¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Ellos respondieron: “Unos, Juan el Bautista (as); y otros, Elías (as); pero otros, Jeremías (as) o alguno de los profetas.” Entonces, Jesús (as) les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?” Simón Pedro respondió: “Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:13-14).
Esto nos lleva a cuestionarnos: ¿quién era realmente Jesús (as)? ¿Era solo un hombre, o tenía una naturaleza divina? A continuación, exploraremos la verdad sobre la persona de Jesús (as).
Jesús en el Islam
El Sagrado Corán ofrece una visión profunda de Jesús (as). Su nombre en el Corán es Isa ibn-e-Maryam, que significa Jesús (as), hijo de María. La historia de Jesús (as) comienza con su abuela, la madre de María, quien dedicó a su hija al servicio del templo incluso antes de su nacimiento. Al nacer, María mostró tener una conexión especial con Dios; era piadosa y temerosa de Él. A pesar de ser virgen, fue visitada por un ángel que le anunció que daría a luz a un hijo. Así, María dio a luz a Jesús (as) manteniendo su virginidad. Al-lah dice que él era una palabra procedente de Él, y en la persona de Jesús (as) se cumplió una serie de profecías.
Jesús (as) creció en sabiduría y fue elegido como profeta de Dios, siendo conocido como el Mesías para los judíos. Comenzó a predicar y realizó muchos milagros, curando a enfermos tanto físicos como espirituales y desafiando los conceptos erróneos de los eruditos judíos de su tiempo. Finalmente, fue condenado a muerte y crucificado, pero, según la creencia islámica, no murió en la cruz.
Sobrevivió a la crucifixión gracias a la ayuda de sus seguidores, quienes lo curaron en secreto y posteriormente lo guiaron hacia las tribus perdidas de Israel, tarea encomendada por Dios. Su viaje continuó durante muchos años hasta que finalmente llegó a Cachemira, India, donde falleció y fue enterrado a la edad de 120 años.
El monoteísmo en el Antiguo Testamento
El Islam enseña que Jesús (as) era un profeta de Dios, un ser humano sin carácter divino. La divinidad pertenece únicamente a Dios, quien es uno, perfecto e indivisible. No hay nadie como Él. El Sagrado Corán nos recuerda esto en la Sura al-Ikhlas:
﴿﴾ قُلْ هُوَ اللَّهُ أَحَدٌ ﴿﴾ اللَّهُ الصَّمَدُ ﴿﴾ لَمْ يَلِدْ وَلَمْ يُولَدْ ﴿﴾ وَلَمْ يَكُن لَّهُ كُفُوًا أَحَدٌ
En el nombre de Al‑lah, el Clemente, el Misericordioso.
“Di: ‘Él es Al-lah, el Único;
‘Al-lah, el Independiente e Implorado por todos.
‘No engendra ni es engendrado;
‘Y no hay nadie que sea igual a Él’” (112: 1-5).
Asimismo, el Antiguo Testamento también refuerza la idea de un solo Dios. Dios dice en el Antiguo Testamento:
“Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es” (Deuteronomio 6:4).
Y también declara:
“Yo soy el Señor, y no hay ningún otro;
Fuera de Mí no hay Dios…” (Isaías 45:5).
El monoteísmo enseñado por Jesús
El monoteísmo no solo se encuentra en el Antiguo Testamento, sino que también fue enseñado por Jesús (as). Una vez, un escriba se acercó a preguntarle cuál era el Primer Mandamiento, es decir, el más importante. Jesús (as) respondió:
“…El más importante es: ‘Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es…’ Y el escriba le dijo: ‘Muy bien, Maestro; con verdad has dicho que Él es Uno, y no hay otro además de Él…’ Viendo Jesús (as) que él había respondido sabiamente, le dijo: ‘No estás lejos del reino de Dios’” (Marcos 12:29-34).
Así, Jesús (as) enfatizó la importancia del monoteísmo, confirmando la enseñanza de un Dios único y verdadero.
Jesús: Un Mensajero de Dios
En Juan 17:3, se menciona: “Y ésta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Esta afirmación de Jesús (as) deja claro que existe un solo Dios y que él es simplemente un mensajero, no Dios mismo.
Jesús: Profeta de Dios
Jesús (as) se identificó como un profeta de Dios. Cuando recibió noticias de que Herodes deseaba matarlo, respondió:
“Sin embargo, debo seguir Mi camino, hoy, mañana y pasado mañana; porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén” (Lucas 13:33).
Sus discípulos también lo consideraban un profeta. Después de su crucifixión, cuando Jesús (as) se apareció a dos de ellos y les preguntaron sobre lo que estaba ocurriendo en Jerusalén, ellos lo describieron así:
“...Las referentes a Jesús (as) el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo” (Lucas 24:19).
Jesús: ¿Divino?
A pesar de que algunos afirman que Jesús (as) era Dios y, por ende, divino, sus declaraciones no respaldan esta idea de manera clara. Es importante analizar algunas de las afirmaciones más relevantes que se presentan como evidencia de su divinidad.
El concepto niceano de la Trinidad
Muchos cristianos, especialmente en la Iglesia católica romana, creen en la Trinidad, que sostiene que Dios es uno en esencia pero existe en tres partes: Dios el Padre, Dios el Hijo y el Espíritu Santo. Esta creencia no solo contradice el monoteísmo, sino que también desafía la lógica. La Iglesia describe la Trinidad como un misterio que no puede ser comprendido racionalmente. Al investigar este concepto, se encuentra que la palabra “trinidad” nunca aparece en la Biblia, ni fue enseñada por Jesús (as).
La noción de que Jesús (as) era Dios se estableció en la creencia ortodoxa tras el Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325, que surgió después de diversas creencias sobre Jesús (as). Entre ellas estaban los ebionitas, que consideraban a Jesús (as) un profeta humano y el mesías. La inclusión del Espíritu Santo como parte de Dios se realizó después del Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 381.
La idea de que Jesús (as) es igual a Dios contradice sus propias enseñanzas. Él mismo dijo:
“... el Padre es mayor que Yo” (Juan 14:28).
Esto significa que no es igual a Dios de ninguna manera, ya que Dios el Padre es superior a él. Esta declaración contradice el concepto de la Trinidad, que sostiene que las tres partes de Dios son iguales y ninguna es superior a otra.
Finalmente, Jesús (as) declaró: “Yo y el Padre somos uno” (Juan 10:30).
Lo que puede llevar a confusiones sobre su naturaleza, pero no necesariamente implica igualdad en la divinidad.
La Relación de Jesús (as) con Dios: Un Análisis Simbólico
Es importante entender que la afirmación de que Jesús (as) y Dios eran uno no debe tomarse de manera literal. En realidad, se utiliza un lenguaje simbólico para expresar que Jesús, como profeta de Dios, sacrificó sus propios deseos y ego, convirtiéndose en un reflejo de la voluntad divina.
La idea de que dos o más entidades se conviertan en una se presenta frecuentemente en la Biblia como una herramienta literaria. Este concepto implica una unión simbólica en términos de creencias o acciones. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, se menciona cómo un hombre y una mujer se convierten en “una sola carne” tras el matrimonio (Génesis 2:24). Jesús (as) también declaró que, en los últimos días:
“En ese día conocerán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes en Mí y Yo en ustedes” (Juan 14:20).
Por lo tanto, cuando Jesús (as) se refiere a ser “uno con Dios”, no lo hace en un sentido literal, sino simbólico. Al igual que una pareja casada es una sola carne pero sigue siendo dos individuos, Jesús (as) y Dios son uno en un sentido, pero continúan siendo seres separados: uno es un profeta y el otro es Dios.
Jesús (as): La Palabra Hecha Carne
En el primer capítulo del evangelio de Juan, se nos dice:
“En el principio era el Verbo (la palabra), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” y, más adelante, que “El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros”.
Aunque estas palabras no fueron pronunciadas por Jesús (as), existen referencias que sugieren que él existía antes de su nacimiento humano, como se observa en la siguiente cita:
“Y ahora, glorifícame Tú, Padre, junto a Ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera” (Juan 17:5).
En el Sagrado Corán, Al-lah se refiere a Jesús (as) como Kalimatul-lah, que significa Su palabra (4:172). Sin embargo, también se indica que las palabras de Al-lah son infinitas (31:28), sugiriendo que Jesús (as) no es la única palabra de Dios.
Al-lah nos está explicando que todo lo que existe, antes de manifestarse físicamente, ya está presente en Su conocimiento. Él es el Omnisciente, lo que significa que todas las cosas existen en Su mente antes de que Él decida darles existencia. Jesús (as) fue una de esas “palabras” de Al-lah, como lo han sido muchas otras. Cuando Al-lah lo decretó, Jesús (as) nació, haciendo que una “palabra” de Al-lah se hiciera carne, como ha ocurrido innumerables veces en la historia.
Por lo tanto, Jesús (as) no existía como un ser divino antes de su nacimiento. Todas estas referencias son simbólicas y no literales, y no demuestran la divinidad de Jesús (as).
Los Milagros de Jesús (as)
El Nuevo Testamento nos relata que Jesús (as) realizó milagros notables, como perdonar pecados, resucitar muertos, convertir agua en vino y sanar a los enfermos. También se dice que controló la naturaleza y se transfiguró.
La naturaleza exacta de estos milagros requiere un análisis más profundo. Sin embargo, es innegable que ningún milagro realizado por Jesús (as) fue por su propio poder, sino por la autoridad de Dios. Jesús (as) afirmó:
“Yo no puedo hacer nada por iniciativa Mía; como oigo, juzgo, y Mi juicio es justo porque no busco Mi voluntad, sino la voluntad del que Me envió” (Juan 5:30).
Además, otros profetas también realizaron grandes milagros. Por ejemplo, Moisés (as) dividió el mar (Éxodo 14:21), su bastón se transformó en serpiente (Éxodo 7:10), el profeta Ezequías (as) hizo que el sol se moviera en dirección opuesta (Isaías 38:7), y el profeta Isaías (as) resucitó a los muertos (1 Reyes 17:21-22).
Milagros y el Poder de Dios
Todos los milagros realizados fueron por el poder de Dios, no por el poder de los profetas. De la misma forma, cualquier milagro que Jesús (as) llevó a cabo fue también por el poder de Dios, no por su propia fuerza.
¿Jesús fue Dios por Nacer de una Virgen?
Algunos sostienen que Jesús (as) era divino porque nació de la virgen María, considerándolo como un hijo de Dios. Pero la cuestión es: ¿Dios fue su padre biológico o simbólico? Jesús (as) es un hijo simbólico de Dios, no un hijo literal. Para ser considerado un hijo literal de Dios, este tendría que ser su padre biológico.
Esto implicaría una relación física entre Dios y María, lo cual no es posible ni aceptable. Si Dios fuera el padre biológico de Jesús (as), implicaría que Él tendría que tener la mitad de los cromosomas de Dios, lo que es imposible y se aleja de la santidad divina.
Afirmar que Dios tuvo relaciones con un humano para tener hijos significaría que Él no es eterno, ya que la reproducción es un método mediante el cual los organismos biológicos evitan la muerte. Los organismos mueren y, para perpetuar la vida, transmiten sus genes a su descendencia. Decir que Dios “transmitió sus genes” sería como afirmar que Él también podría morir algún día.
Además, esto sugeriría que Dios no es el único, ya que la reproducción sexual requiere de dos miembros de la misma especie. Esto significaría que la virgen María también tendría que ser divina, y que Dios experimentó atracción sexual. Estas ideas están lejos de cualquier concepto de divinidad y perfección.
Cabe mencionar que en la Biblia hay otras personas que también nacieron sin padres. Adán (as) fue creado sin madre ni padre (Génesis 2:7). También se menciona al sacerdote Melquisedec, descrito como:
“Sin tener padre, ni madre, y sin genealogía…” (Hebreos 7:3).
Si se considera que Jesús (as) es divino por no tener un padre, entonces, lógicamente, Adán (as) y Melquisedec deberían ser aún más grandes que él, pues nacieron sin la intervención humana, solo por el poder directo de Dios.
El nacimiento virginal de Jesús (as) no significaba que su padre era Dios; más bien, subrayaba que la línea de profetas, un asunto patriarcal, estaba llegando a su fin en la casa de Israel, y que la profecía se transferiría a la casa de Ismael (as). Su nacimiento de una virgen servía para enfatizar que el pueblo judío ya no merecía ser la línea de los profetas.
¿Por Qué Jesús Llamó a Dios su “Padre”?
Si Jesús (as) no era el hijo literal de Dios, surge la pregunta de por qué lo llamó padre. Es importante recordar que Jesús (as) era judío y utilizaba el lenguaje de su cultura. Los judíos a menudo se referían a Dios como su padre, y Jesús (as) usó este término en sus enseñanzas. En el Antiguo Testamento, Isaías se dirige a Dios diciendo:
“Porque Tú eres nuestro Padre, aunque Abraham (as) no nos conoce,
ni nos reconoce Israel.
Tú, oh Señor, eres nuestro Padre…” (Isaías 63:16).
¿Jesús fue el “Hijo de Dios”?
Jesús (as) fue denominado el “hijo de Dios”, pero este término no debe tomarse de manera literal. “Hijo de Dios” es una expresión que se refiere a aquellos que son amados por Dios, un término afectuoso.
El profeta David (as) (2 Samuel 7:14), el pueblo de Israel (Éxodo 4:22), y la tribu de Efraín (Jeremías 31:20) también han sido llamados hijos de Dios. En el Nuevo Testamento, Jesús (as) menciona que los pacificadores serán considerados “hijos de Dios” (Mateo 5:9), así como aquellos que aman a sus enemigos (Lucas 6:35).
Por lo tanto, Jesús (as) era un hijo de Dios, pero solo en un sentido simbólico, como lo fueron otros antes que él. Este término no indica que él era divino.
¿Jesús Murió y Resucitó?
Muchos cristianos creen que Jesús (as) murió y resucitó de entre los muertos. Sin embargo, la verdad es que Jesús (as) no murió en la cruz, y él mismo lo revela en el siguiente pasaje del Nuevo Testamento:
“Así como Jonás estuvo en la ballena durante tres días y tres noches, así estaría el hijo del hombre en el vientre de la tierra durante tres días y tres noches” (Mateo 12:38).
Jonás (as) no murió en la ballena, y de manera similar, Jesús (as) estaba diciendo que no moriría en la cruz. Fue crucificado solo por unas pocas horas; sus huesos no fueron quebrantados (Juan 19:33), y se preparó un ungüento especial para aplicar a sus heridas después de bajarlo de la cruz (Juan 19:39). Posteriormente, se apareció ante sus discípulos mostrando sus heridas (Juan 20:27). Estas evidencias indican que Jesús (as) no murió en la cruz y no fue resucitado, sino que sobrevivió a la crucifixión.
¿Jesús Murió por Nuestros Pecados?
Jesús (as) nunca afirmó que había sido enviado a morir por los pecados de la humanidad. Algunas de sus declaraciones, como la forma en que llegó a “dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28) y a dar su vida por sus ovejas (Juan 10:15), tienen una interpretación simbólica, no literal.
Todos los profetas de Dios tienen un amor inmenso por su gente y desean salvarlos de sus pecados y acercarlos a Dios. No escatiman esfuerzos en su misión, incluso poniendo en riesgo sus vidas en oraciones por su pueblo. Este es el “sacrificio de su vida” al que se refería Jesús (as).
Además, la idea de que Jesús (as) murió por los pecados de la humanidad contradice las enseñanzas del Antiguo Testamento. La Biblia dice que nadie puede redimir a otro mediante su muerte. El perdón se obtiene siguiendo los mandamientos de Dios, no creyendo en la muerte de nadie ni en Jesús (as). La Biblia afirma:
“El alma que peque, ésa morirá. El hijo no cargará con la iniquidad del padre, ni el padre cargará con la iniquidad del hijo. La justicia del justo será sobre él y la maldad del impío será sobre él.
Pero si el impío se aparta de todos los pecados que ha cometido, guarda todos Mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá, no morirá. Ninguna de las transgresiones que ha cometido le serán recordadas; por la justicia que ha practicado, vivirá.” (Ezequiel 18:20).
¿Jesús Ascendió al Cielo?
Jesús (as) no ascendió físicamente al cielo. Los Evangelios de Mateo y Juan no mencionan la ascensión. El versículo de Marcos que describe su ascensión como “fue llevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios” (Marcos 16:19) se considera en general una adición posterior que no aparece en los manuscritos antiguos de este evangelio. En Lucas, el versículo que dice que fue “llevado al cielo” (Lucas 24:51) tampoco se encuentra en los manuscritos más antiguos.
Sin embargo, incluso si él ascendió al cielo, esto no probaría que él fuese Dios. Esto se debe a que muchas otras personas también han sido declaradas como ascendidas al cielo según la Biblia. Los profetas Enoc (as) (Génesis 5:24) y Elías (as) (2 Reyes 2:11) fueron llevados al cielo. La ascensión al cielo no los convierte en Dios.
La realidad es que nadie ha ascendido físicamente al cielo. La ascensión y cualquier referencia a ella se refieren específicamente a la exaltación espiritual del alma después de la muerte, no del cuerpo.
Como musulmanes ahmadíes, amamos y creemos en Jesús (as) como profeta de Al-lah y no buscamos insultar o degradar su dignidad. Fue un mensajero de Dios con un estatus muy especial. Sin embargo, solo hay un Dios. Jesús (as) fue un mensajero de Dios y, por lo tanto, no debe ser adorado. No se deben ofrecer oraciones a él, ni debe ser equiparado con Dios, ya que Jesús (as) fue un ser humano sin poderes, ya que solo Dios Único tiene el poder. Tal creencia se considera idolatría, conocida como Shirk en el islam, y es el peor pecado que un creyente puede cometer.
Que Al-lah nos proteja a todos del Shirk y nos permita difundir el verdadero significado de Tauhid, o monoteísmo, en el mundo.
Para mas información sobre la vida y muerte de Jesús, te recomendamos el siguiente libro. Puedes encontrarlo en PDF en el siguiente link:
Referencias:
- History of the Christian Church, Volume III: Nicene and Post-Nicene Christianity. A.D. 311-600 by Philip Schaff/ § 122. The Final Victory of Orthodoxy, and the Council of Constantinople, 38
La Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Original article by Azhar Goraya, Missionary of the Ahmadia Muslim Community in Mexico.